Por, Francisco España Barraza, Equipo Osadia.
Son pocos los abogados que tienen su propia oficina, sin duda es una muestra de éxito profesional o por lo menos de inversión inteligente en épocas de bonanza. Pero, las cosas han cambiado y ahora todos aquellos que se jactaban de tener oficina propia o por lo menos arrendada, han sentido el peso implacable de la crisis económica que apenas empieza, la cesación del litigio y la escases de clientes debido a la disminución de la dinámica del mercado son muestra de esto. En efecto, la oficina paso de ser un motivo de orgullo para muchos a ser una preocupación por la carga que implica sostener un inmueble que genera más perdidas que ganancias.
Si esto pasa en las grandes firmas o con abogados de renombre ¿Qué se deja para el abogado promedio?, ese mismo que vive de esporádicos procesos y que entre otras cosas, procesos que se han visto truncados por el covid-19 y el cese de actividades de la rama judicial.
Sin duda, una preocupación para muchos que estaban empezando con su propio espacio o que pretendían iniciar este año con “pie derecho”, no obstante, no todo está perdido aquí traemos las opciones más utilizadas y recomendadas con la cual están emergiendo muchos juristas en medio de la crisis:
NEGOCIAR CON EL ARRENDATARIO: Sin duda una opción nada criticable para aquellos juristas que no tienen clientes fijos y apenas están empezando con la prestación del servicio de justicia casi nulo y sin contar con el represamiento de procesos, situación que a no ser que de la noche a la mañana se convierta en la super estrella de las asesorías pagas en un “mar de colegas regalados”, es muy difícil que se sostenga en un mundo donde hasta firmas grandes y poderosas están prescindiendo de sus propios colaboradores, por tanto llegar a un acuerdo con el arrendatario de pagos más económicos o amortizar las cuotas es la tendencia de muchos colegas en Latinoamérica, así mismo hay que recordarles que si algo está en crisis también es el sector inmobiliario y los propietarios lo saben, luego entonces no le de miedo sugerir rebajas o amortización de pagos, no pierde nada y puede salvar su oficina.
OFICINA COMPARTIDA: A nuestro punto de vista lo más sensato y recomendado que pueden hacer si no están en una posición fuerte desde el punto de vista económico es compartir oficina, gastos de sostenimiento o subarrendar temporalmente espacios de oficinas grandes, es un gran alivio para los implicados.
Con lo que hay que tener cuidado es no compartirla con más de tres colegas independientes, porque podría convertirse en una especie de “call center” donde el afán de los días, entradas de clientes de distintos abogados, varias secretarias y constantes llamadas telefonicas convertirían el sitio en un mercado persa, así mismo le restaría elegancia. Es preferible que el colega mejor posicionado mantenga su nombre de Bufete y que el que entre haga su espacio bajo dicha sombra, ya tendrá tiempo de salir a su propia oficina cuando todo esto pase, pero no está bien visto tener una puerta con “tres carteles de tres firmas, en un mismo sitio.
ESTRATEGIA DE COWORKING: Tiende a confundirse con la anterior en el tema de compartir oficina con colegas, pero este concepto ampliamente utilizado en Europa permite a emprendedores, pymes y profesionales independientes de distintos sectores compartir un mismo espacio de trabajo de forma independiente, pero siempre con la posibilidad de generar sinergias. Es decir, un abogado puede compartir oficina con un contador y entre los dos ofrecer paquetes de productos a sus clientes o una pequeña empresa puede subarrendar un espacio sobrante a cambio de que el jurista se encargue de algún servicio público o arriendo, así mismo puede ofrecer servicios de asesoría como forma de pago, lo importante es que se convierta en un “gana gana” que alivie las cargas económicas de las partes.
TRASLADARSE AL MUNDO DIGITAL MIENTRAS MEJORA EL MERCADO: Cuidado con este impulso en manada que se está propagando más rápido que el Covid-19 entre abogados, pasarse al mundo digital no es “abrir una cuenta en Facebook con el logotipo de una balanza”, si bien es cierto que pueden contactar uno que otro cliente, tienen que tener muy claro que si no tenía clientes en el mundo físico, en el mundo virtual las reglas son parecidas, incluso más agresivas, se requiere trabajo, creatividad, estrategia, constancia, tenacidad e inteligencia, mucho cuidado con pensar que como la moda es internet, al pasarte “triunfaras en internet”, la mayoría de abogados que han hecho el intento se han quedado en el camino por falta de creatividad, visión, marketing y porque no decirlo, algo de Osadía. Aquí lo importante es tener claro que se está experimentando mientras se logra cierta estabilidad o ingresos para regresar al mundo real con su propia oficina, no es lo mismo ser atendido por video llamada con la sala de tu apartamento de fondo, la cocina o incluso la terraza, que en tu propia oficina con saco y corbata, el primero trasmite inmadurez o poca experiencia y el segundo envía un mensaje contundente de éxito (aunque el traje sea alquilado, la oficina prestada y no tenga ni idea de lo que esté hablando).
Por eso es importante tener en mente encontrar nuestro espacio profesional, el mundo puede ir a lo digital pero aún existe una generación de clientes que exigirá trato personal y no virtual, por eso cuando pase la pandemia muchos regresaran a los viejos hábitos de visitar a su abogado en su oficina. Las oficinas fisicas que tanto nos venden como el pasado o que moriran seguiran vigentes y seran un simbolo de estatus y de presencia en el mercado. ¡Saludos!
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