Por Carlos Carcamo Vega, equipo Osadía Jurídica.
Para nadie es un secreto las dificultades que siempre hemos afrontado el gremio de abogados al desarrollar nuestra actividad laboral en los estrados Judiciales. En tiempos pre pandémicos estábamos expuestos a la voluntad del Juez, a que le cayéramos bien al secretario del Juzgado, o que uno de los funcionarios del Juzgado encargado de impulsar el proceso no estuviese enfermo o de “vacaciones” o que la impresora se dañó.
Siempre ha sido una odisea ser abogado en un País donde la administración de Justicia ha tenido problemas estructurales, de presupuesto, clientelismo, amiguismo y porque no de corrupción. Vaya que es difícil ejercer nuestra profesión. A lo anterior hay que sumarle el cliente que no entiende que muchas cosas del derecho se le sale de las manos al abogado ya que nuestra profesión depende de la voluntad de terceros (Jueces, Magistrados, secretario de despacho, contraparte, etc.). Y como no olvidarse del colega que le daña el oído al cliente y termina quitándotelo. Un día mas en la oficina.
Ya en épocas pandémicas la situación no mejoro, la suspensión de términos de parte de la rama judicial (justificada) afecto y de qué manera nuestra profesión lo cual obligo a muchos colegas a variar sus entradas económicas y trasladarse al mundo jurídico digital. Aquí es donde afloro y broto el ingenio propio del abogado para sobrevivir. Muchos se han transformado en conferencistas, escritores de artículos, youtuber, tik toker e inclusive en coach jurídicos internacionales.
Durante la suspensión de términos, es decir esos meses que antecedieron a la entrada en vigencia del Decreto 806 del 04 de junio de 2020, nunca falto la llamada a las 8:00 PM de aquel cliente difícil, si aquel cliente que pregunta mucho y no quiere pagar. ¿Doctor como va mi proceso? ¿lo veo muy quieto Doctor? Ahí es donde los abogados tenemos que respirar hondo llenarnos de paciencia, ser sociólogo, Psicólogo y sacar nuestra capacitación de manejo de personal para darle a entender a ese cliente difícil que no es nuestra culpa que el proceso este muy quieto. Que entienda que uno de los efectos de la pandemia es la suspensión de términos para evitar contagios en los estrados Judiciales y que no sabemos cuándo volverán a abrir los términos. Listo Doctor lo llamo la otra semana (cuelga).
Aunque es cierto que la entrada en vigencia del Decreto 806 del 04 de junio de 2020 ha sido una gran ayuda y se ha visto como un salvavidas para la administración de Justicia, lo cierto es que no ha sido un camino de rosas y arcoíris. Todo esto debido a que el País no estaba preparado para la entrada de la virtualidad en la administración de Justicia de manera tan abrupta. Lo cual conllevo a que muchos procesos no estuviesen digitalizados o que la pagina estuviese constantemente caída, además de que todas las partes involucradas en el proceso tuvieran que capacitarse en el manejo de las Tics o de las plataformas virtuales a los tropezones en un País donde la cobertura de Internet es muy deficiente, lo cual ha sido muy complicado.
Por último, hay que sumarle que Rama Judicial durante la vigencia del Decreto 806 de 2020 decreto varias suspensiones de términos lo cual dificulto aún más la actividad laboral de los abogados litigantes en el País cuando se creía que estaba más o menos normalizada.
Definitivamente ejercer la profesión de Abogado en Colombia es muy complicado, sobre todo porque depende de contingencias ajenas a la voluntad del profesional del Derecho, lo que conlleva muchas veces a un resultado que no es el esperado y que lastimosamente el cliente que nos contrata no llega a entender en su profundidad. Lo otro es que es una carrera que nos lleva a la constante transformación como profesional y a salir adelante si o si, ya sea desde el punto de vista educativo como escritor, realizador de contenido virtuales, realizando constante actualizaciones y capacitaciones o desde el punto de vista económico abriendo nuevos campos de negocios aprovechando tus habilidades.
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