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  • Foto del escritorOsadía Jurídica - Blog

EL ABOGADO Y EL PODER DE LA CULTURA GENERAL




Por, FRANCISCO JAVIER ESPAÑA BARRAZA, Abogado Especializado en derecho Administrativo, Escritor y Columnista, consultor en temas de tránsito.


Los abogados siempre hemos cargado con una cruz, esa que nos ha impuesto la sociedad y la dinámica misma de la profesión, saber de “todo un poco” incluso más allá de lo jurídico, verbigracia somos sujetos de constantes cuestionamientos por parte de nuestros congéneres y debemos estar atentos para dar la talla, pues si bien es cierto nadie está obligado a lo imposible, no saberle contestar a quien requiere nuestro consejo, asesoría o guía nos resta puntos como profesionales e imagen pública favorable.


Esta situación ha hecho que muchos juristas sumidos en su propio egocentrismo pequen por soberbios y en vez de recomendar otro colega especializado en el tema que por lógica daría mejor acompañamiento profesional en la situación planteada, asuman defensa en áreas que no son de su amplio manejo y terminen sumiendo al cliente en fallos adversos o decisiones lesivas.


En efecto, el profesional del derecho debe suplir en muchos aspectos cuando realiza su labor la falta de conocimiento de su cliente en varias áreas, pues resolver el problema no solo se debe limitar al manejo normativo y destreza técnica en la defensa, por ejemplo en la etapa inicial de la consulta previa el cliente no conoce de normas y podrá usted despacharse haciendo alarde de sus jerga jurídica o tecnicismo que en principio dejaran la sensación de que es un abogado que sabe lo que dice, pero la realidad es que cualquiera es “bueno cuando se habla frente a quien no sabe”.


Aquí es donde es importante manejar cultura general, definida como conocimiento generalizado de muchas cosas sin necesidad de profundizar en ellos, nos permite entablar conversaciones sencillas y amenas con cualquier persona, no subestime nunca su cliente porque esté, en medio de la conversación podrá percatarse de su pobre cultura general y dejar por el piso esa aura de ser “inteligente” que se esforzó al principio por alardear hablando de lo que estudió.


Hay una delgada línea entre ser contratado o no cuando se trata de conversar con clientes, pues muchas personas son más emocionales que racionales al momento de buscar un abogado, no podemos olvidar que las emociones controlan al mundo más de lo que queremos admitir, pregúntele eso a los publicitas, políticos y estrellas de rock.


La cultura genera es fácil de obtener y de gran herramienta para el abogado, va desde leer diarios internaciones a través de internet a realizar búsquedas sencillas y rápidas por Google Académico o Google estándar.


Ampliar la cultura general puede hacerse incluso con audio libros, en lo particular recomiendo una aplicación móvil que me permite “leer” 3 libros semanales en 36 minutos: https://to.12min.app/u/GmM5d la instalas en tu móvil y podrás acceder a muchos resúmenes de libros interesantes que ampliaran tu conocimiento solo invirtiendo 12 minutos al día, te pondrán en otro nivel y me atrevería a afirmar, te hará más inteligente. Con esto no digo que dejes la lectura tradicional y analítica de textos especializados, pero te da un punto de partida para crear ese hábito en desuso que pocos ostentan, llamado crecer como autodidacta.


Lo mismo ocurre con crear el hábito de leer semanal una sentencia de la Corte Constitucional, pues el léxico que aprendes de honorables magistrados, análisis, tesis, conceptos y ponderaciones, son alimento para quien quiere crecer como abogado:


https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/ Aquí puede buscar el tema que más te apasione y crear ese hábito de lectura que se ha perdido con el tiempo y que es indispensable para la formación de un abogado integral.


Vivimos en un mundo sobrecargado de información, tanta, que nos saturamos de la misma o dejamos pasar desapercibida, sin embargo, hay algo nadie puede discutir: “el escenario y dinámica del abogado en tiempos pandémicos ha cambiado de manera disruptiva” estamos obligados a ser mejores, más competitivos, más tecnológicos y si antes cargábamos una cruz en la que nuestro pecado era no saber “de todo un poco” ahora tenemos el compromiso de ser mas inteligentes, creativos y actualizados, eso se logra apreciando la cultura general.


(..) No es el más fuerte de las especies el que sobrevive, tampoco es el más inteligente el que sobrevive. Es aquel que es más adaptable al cambio (…) Charles Robert Darwin – 1809 - 1882

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