Por, Equipo Osadía Jurídica
Desde el mes de marzo, cuando empezó el aislamiento obligatorio en el país, para muchos, la situación de salud pública, los ha puesto entre una disyuntiva, entre continuar laborando y exponerse al contagio, o ausentarse de sus obligaciones e intentar sobrevivir con lo que se tiene, para cubrir las necesidades básicas que no tienen espera.
Hoy en día, muchos tildan de irresponsables a los vendedores ambulantes que continúan trabajando, pese a la existencia de un virus que está acabando con la especie humana, pero, a caso cuentan con otra opción, para no morir de hambre?, el gobierno y las actuales administraciones, si están incentivando el empleo digno y vienen remunerado, como lo intentan hacer ver en las redes y en los medios?, esos y muchos otros interrogantes, son los que nos realizamos miles de personas a diario, pues la realidad no coincide con el discurso populista que intentan dar.
Actualmente es más fácil tildar de inconscientes, folclóricos y hasta descuidados, a los ciudadanos que siguen trabajando, aunque no cuentan con las condiciones mínimas de bioseguridad y asignarles a ellos la culpa de los contagios por Covid – 19, en ciudades como: Cartagena, Barranquilla o Bogotá, pero la realidad es que son pocas las oportunidades laborales que a la fecha existen y en su mayoría no son dignas.
Así las cosas, es pertinente traer a colación, un caso que no es aislado a lo planteado y que genera un sin sabor; el personal médico, pues ellos, a diferencia del grupo de trabajadores anteriormente enunciado, si se encuentran empleados formalmente y aunque están sacrificando su vida e integridad al servicio de quienes más lo necesitan, no cuentan con las condiciones laborales, de bioseguridad y seguridad, necesarias, pues no están percibiendo salarios en algunos casos, a otros los han amenazado y culpado por el deceso de las víctimas del virus y a un gran número le ha tocado hacer magia con los pocos elementos de protección y utensilios para trabajar, como a los del Hospital Rosario Pumarejo de López, en la ciudad de Valledupar.
Siguiendo este orden de ideas, lo esbozado en líneas precedentes, nos lleva a reflexionar sobre dos puntos esenciales y en los que quizás se encuentren las causas del porque se han disparado los contagios y son: La poca inversión en salud y la falta de una política laboral más rigurosa e incluyente, males que nos aquejan desde muchos años atrás y que han salido a flote con la pandemia, pues en su gran mayoría, los gobernantes que elegimos piensan más en sus intereses personales que en el bien común y la construcción de una sociedad más justa, entonces, si hoy Barranquilla se encuentra en alerta naranja o Bogotá en alerta roja, no es por culpa de la gente (aunque no falta el necio), es en razón a un sistema de salud desbordado y sin control que no estaba preparado para una situación de esta magnitud.
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