Por, Francisco Javier España Barraza - Abogado, Escritor, Conferencista, profesor.
Nuestro país está lleno de problemas, de injusticias y de una desigualdad casi que indigesta, sin embargo, cuando analizamos la situación más a fondo, nos percatamos que, más que culpa del gobierno, gran parte de la dinámica y estructura de muchas cosas negativas del Estado vienen del poder legislativo.
Sí, es desde el mismo congreso de la republica donde se crean leyes, esas que lejos de cumplir el fin último del "gran leviatán" en palabras del filósofo inglés Thomas Hobbes, y que en nuestro ordenamiento jurídico encontramos en el artículo 2 de la Constitución Nacional dejan mucho que pensar. Leyes que se vuelven perversas y acomodadas, sin embargo, nuestro sistema legal a pesar de ser un Frankenstein de varios modelos extranjeros y de una estructura jurídica dispersa, tiene una herramienta que si bien es cierto puede ser utilizada por cualquier ciudadano, en manos del abogado experto es un arma destructiva de la injusticia.
El poder secreto del abogado
La acción de inconstitucionalidad, consagrada en el Decreto Ley 2067 de 1991 ha sido una de las herramientas jurídicas más subestimadas en la historia del derecho colombiano, todos apuntan a la tutela como una figura emblemática (Decreto 2591 de 1991) que resuelve situaciones apremiantes a ciudadanos, pero se les olvida de manera casi qué “supina” que la tutela salvaguarda derechos fundamentales individuales por regla general, mientras que la acción de inconstitucionalidad protege los intereses de un país entero, del Estado.
Si bien es cierto está abierta a todo ciudadano, para nadie es un secreto que acceder a ella y lograr los resultados deseados es todo un arte. verbigracia, existe un cementerio casi que infinito de demandas rechazadas por no cumplir los requisitos mínimos de validez como: claridad, certeza, especificidad, pertinencia y suficiencia, Conceptos que solo el profesional del derecho puede sacarle el máximo alcance al analizar la norma y a partir de allí es que nos empezamos a diferenciar del ciudadano común, es allí donde adquirimos "poderes".
Ahora bien, en gracia de discusión deberíamos mencionar una cantidad de sentencias de la Corte Constitucional donde fija criterios y redirecciona el entender de la acción legendaria de inconstitucionalidad, entre estas tenemos a las sentencias: C-1052 del 2001; C-400 del 2011; C-680 del 2017; C-189 del 2017, entre otras. Todo con la finalidad de recordarles que el tema se vuelve complejo y muy técnico cuando ciertamente queremos hacerlo valer y que, mal podríamos como abogados dejar al ciudadano no versado en derecho cargar con tal responsabilidad.
En efecto, los abogados ostentamos un gran poder, el poder hacer que la guardiana de la constitución “La Honorable Corte Constitucional” extraiga como cual tumor maligno, leyes, artículos y demás normas que contraríen la carta politica y como consecuencia depurar de tanta injusticia legalizada que patrocina los males que aquejan a Colombia, los abogados debemos de enfocarnos en utilizar nuestro conocimiento para mejorar el país, Colegiaturas tenemos de sobra, gremios y sociedades ritualistas también, pero el sentir y la vocación para salvarlo, pocos, o simplemente ¿no nos enseñaron a presentar una buena acción de inconstitucionalidad en la universidad?
"Es peligroso tener razón cuando el Gobierno está equivocado" lo dijo François-Marie Arouet, mayormente conocido como Voltaire, sí, ciertamente es peligroso, pero por ello mismo nos hace hérores y ese es el poder secreto del abogado.
Dedicado a los pocos "osados" que se atreven a mostrar su poder. @LuisVergelBrugés, @JorgePantojaBravo, @CarloMarioMedellin
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