Por, Francisco España Barraza - Miembro de la Orden de la Abogacía Colombiana, Director de Osadía Jurídica Revista Digital, especialista y escritor.
Antes de entrar en materia, hablemos de que es “Legaltech”. Cuando utilizamos este término nos referimos a una abreviatura de origen anglosajón que se puede traducir como la utilización de tecnología para ofrecer servicios jurídicos o legales.
En efecto, con “el boom” de la virtualidad y la digitalización forzada traída por la pandemia muchas profesiones han tenido que replantearse como deben redireccionar su perfil para enfrentar un nuevo mercado y la profesión de jurista no ha sido la excepción.
Es entonces el abogado litigante, empleado de empresa privada o entidad pública quien debe asumir el reto de mantenerse a la vanguardia, no solo el gobierno o la rama judicial, el profesional del derecho tiene la obligación de empezar a interiorizar conceptos y estrategias que versen alrededor de temas complejos como Legal Design Thinking y Legal Project management; Digitalización documental; Firma electrónica y evidencias digitales; Automatización de contratos; Herramientas de gestión del trabajo con clientes; Blockchain y Smart Legal Contracts; Cloud Computing; Big Data; Market Places Jurídicos; Ciberseguridad e Inteligencia Artificial.
Por un segundo asimilemos que la temática mencionada es solo una parte de lo que se está desarrollando actualmente en torno a lo jurídico a nivel mundial, sin embargo, lo cierto es y yo lo afirmo “Los abogados vivimos en una burbuja producto de nuestra propia soberbia donde creemos que la tecnología no puede remplazarnos”, tal como lo sostuve en una conferencia, el reto no es la digitalización de la justicia, el verdadero reto es no ser remplazado por la inteligencia artificial y aplicaciones propias del Legaltech.
Un ejemplo claro son los despachos judiciales que actualmente funcionan en China donde se utiliza un robot de inteligencia artificial denominado Xiao Fa, que puede traducirse como “derecho pequeñito” o “ley pequeñita”. Quien ostenta un poderoso software para analizar 100 crímenes y su finalidad es estandarizar condenas.
Esto no es fantasía, está siendo aplicado actualmente, la discusión si una máquina, sistema o ayuda tecnológica puede interpretar situaciones complejas, analizarlas, compararlas con marcos jurídicos y dar un concepto neutro mediante fallo debidamente motivado dejó hace tiempo de ser algo utópico para los científicos e intelectuales, pero insisto, nuestra soberbia jurídica nos sigue gritando en la conciencia que somos irremplazables.
Para mayor alivio de los colegas o estudiantes que estén leyendo este artículo, vivimos en un país tercermundista donde incluso muchos no sabemos usar correctamente el escáner versión App en nuestro teléfono celular, incluso aun no manejamos a la perfección el paquete Office de la computadora, lo que nos dice que tenemos mucho camino por recorrer como gremio, de alguna manera todos estamos al mismo nivel en temas tecnológicos.
Sin embargo, para nadie es un secreto que las grandes firmas ya están trabajando en esta nueva tendencia y gracias a su poder adquisitivo irán a acaparando mayor cantidad de clientes del mercado, clientes que de alguna manera no quieren calidad, sino practicidad como minutas estándares con formularios parametrizados de fácil acceso vía celular y bajo costo, como conversaciones con Bots Jurídicos para aclarar consultas, algo así como lo que está pasando con la operadoras de telemarketing que están desapareciendo lentamente por softwares especializados.
El reto del Legaltech es muy complejo para el abogado actual, un abogado formado en universidades que aún tienen una visión arcaica de la profesión, cátedras aburridas centradas en memorizar conceptos y entender fundamentos jurídicos que si bien es cierto son bases innegables para el ejercicio de la profesión, de nada sirven si no las sabes aplicar en un nuevo mercado altamente competitivo como se está convirtiendo la carrera de abogado, por ejemplo lucharas contra Apps descargables en el celular que se pueden consultar 24 horas al días las veces que sean necesarias a bajo costo y no es por dañarte el día estimado lector, ya existen, solo que no se han vuelto populares, aún.
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